viernes, 21 de noviembre de 2014

Patristica y Ecolastica

PATRISTICA

La Patrística abarca los 8 primeros siglos de la era cristiana, siendo San Isidoro de Sevilla (muerto en 636) el último Padre latino, y San Juan Damasceno (muerto 746) el último Padre griego.

Fueron los primeros defensores de la fe, eran sabios cristianos que con sus escritos defendieron la doctrina de la Iglesia y pusieron de manifiesto la santidad.
Tuvieron que hacer frente a grandes peligros (S II-III) que amenazaban la existencia de la Iglesia, con un doble peligro: de carácter externo (representado por el rechazo al Evangelio por parte de los judíos) y por la persecución de las autoridades civiles.
Las primeras persecuciones fueron causadas por el odio de los judios hacia los cristianos, difundiéndose las primeras calumnias. Aparecen las primeras herejías, son 2 errores:

-gnosticismo (explican racionalmente la fe adaptándola a la cultura de los tiempos, mutilan libros sagrados, rechazan lo que estorba)

-montanismo (fundador Montano,propone a los cristianos el alejamiento completo del mundo considerado como lugar de perdición y muy rigurosos contra el pecado)

Se ha denominado Patrística a la especulación de los Padres de la Iglesia. Con la extensión del Cristianismo en el mundo greco-romano en los comienzos del s. II de nuestra era, surge el desafío a los cristianos cultos de la época, no sólo de vivir el cristianismo, sino de exponerlo y hacerlo comprensible a la mentalidad culta de los paganos. Este esfuerzo de interpretación constituye el quehacer filosófico de los Padres de la Iglesia. La Patrística se caracteriza por su defensa racional del cristianismo frente a los ataques del paganismo filosófico y religioso, y por su aceptación de las verdades filosóficas que convienen con la revelación cristiana. Así, al mismo tiempo que se forja la filosofía cristiana, se forma la dogmática del cristianismo.


Los ataques doctrinales que recibe el Cristianismo de los filósofos paganos, suscita en algunos cristianos cultos el deseo de defenderlo; es el momento de los apologistas, que defendieron la fe cristiana con argumentos filosóficos, también de los gnósticos que cayeron en herejía al intentar un conocimiento racional superior a la fe; y de los maniqueos que se apartaron del dogma al admitir, junto a Dios principio del Bien, un principio del mal. Posteriormente surgen los primeros intentos de exposición sistemática del pensamiento cristiano en términos filosóficos con la escuela de Alejandría y demás representantes de la alta Patrística. Después de las invasiones bárbaras, los hombres de la Iglesia tratarán de formar a los nuevos pueblos elaborando obras y fomentando escuelas que recojan los conocimientos de la antigüedad culta y les doctrine en la fe cristiana.
"El interés de la Patrística para la historia de la filosofía, dice Julián Marías (filósofo y escritor español n. en 1914, discípulo de Ortega y Gasset), no estriba sólo en su valor intrínseco, en el que le corresponde como expresión de una fase de pensamiento, sino que ha sido el núcleo germinal de que se ha nutrido toda la tradición filosófica de la Edad Media, y su acción se ha ejercido así en todos los siglos siguientes. Así como la especulación presocrática gravitó sobre todo el resto de la metafísica griega posterior, la Patrística ha condicionado el planteamiento de los problemas filosóficos dentro del Cristianismo."


LOS APOLOGISTAS

Se trata de hombres cultos provenientes de las escuelas griegas: estoicos y neoplatónicos, generalmente, que se proponen defender racionalmente la nueva religión contra las acusaciones de los filósofos paganos y contra las persecuciones de las autoridades romanas de la época. La filosofía es utilizada solamente para prestar al dogma el auxilio de sus doctrinas, puesto que hubo la necesidad de aclarar y defender, con la ayuda de la filosofía, el nuevo contenido de la fe.
Los primeros escritores cristianos, aún estando de acuerdo en la defensa del cristianismo de los ataques de los escritores paganos, siguen, sin embargo, dos direcciones diversas: oriental y occidental. Los Padres de la Iglesia Oriental o griega se esfuerzan en armonizar el pensamiento griego con la dirección cristiana, entre los cuales figuran Justino, Taciano de Siria, Atenágoras de Atenas y Teófilo de Antioquía. Los Padres de la Iglesia Occidental o latina, en cambio, combaten la cultura pagana y acentúan el carácter original del Cristianismo, entre los cuales se encuentran Tertuliano, Ireneo Obispo de Lión e Hipólito de Roma.
San Justino (100-165)
Vivió en el s. II y murió martirizado en Roma. De él se conservan dos Apologías y el Diálogo con Trifón. Convertido al cristianismo hacia el año 130, después de recorrer insatisfecho por varias de las escuelas filosóficas de la época, se ve en la necesidad de defender su nueva fe frente a la cultura de su época y trata en sus apologías de dar un valor universal en el tiempo al nuevo fenómeno del cristianismo y su lugar en la historia de la humanidad: "la luz con que Dios ilumina a todo hombre es irradiada por Cristo, el Logos, antes y después de hacerse carne. Todo lo que se ha hecho mal se ha hecho contra el Logos, todo lo que se ha hecho bien, se ha hecho por el Logos... Cuanto de verdad se ha dicho nos pertenece", dice S. Justino. Con esto se justificaba el uso que los pensadores cristianos habían de hacer de la filosofía griega, considerada por él como una preparación del cristianismo (él tiene a Platón por Discípulo de Moisés). Lo que de verdadero y de grande hay en el pensamiento antiguo es naturalmente cristiano y, por lo tanto, la religión cristiana no sólo no reniega de la filosofía precedente, sino que es su complemento. Así, el cristianismo es presentado, no sólo como una filosofía, sino como la filosofía, la culminación, la nueva y definitiva sabiduría.
Tertuliano (150-225)
Reacciona contra la tendencia a racionalizar el cristianismo que había surgido entre los cristianos cultos de origen griego y combate a la filosofía como enemigo mortal de la fe. Considera que no se necesita afanarse en buscar pruebas de la existencia del Dios único en el que creen los cristianos. Es suficiente con interrogar al alma del hombre en la fuerza ingenua de su naturaleza para que ella atestigüe espontáneamente el conocimiento de ese Dios: "el alma es naturalmente cristiana". Reaccionando también contra las abstracciones idealistas de los neoplatónicos, muy en boga en la época, habla de que el alma y Dios son realidades concretas, no ideas, que él busca materializar interpretándolas como realidades corpóreas, aunque de una corporeidad más sutil que la de los organismos naturales: "Todo lo que es, es cuerpo". Así, Tertuliano trata de expresar el "realismo" cristiano en oposición al "idealismo" griego.

LA ESCUELA DE ALEJANDRIA

También llamada Didascalión. Desde los tiempos de la predicación apostólica existía en Alejandría una numerosa comunidad cristiana de cultura griega con maestros notables, preocupados por mantener un cristianismo ilustrado. En las últimas décadas del s. II se formalizó una escuela regular y permanente que tenía como fines instruir a los cristianos, catequizar a los catecúmenos y atraer a los gentiles. En ella se enseñaban las artes liberales, la filosofía y la Sagrada Escritura, constituyendo los primeros intentos de exposición sistemática del pensamiento cristiano a partir del marco cultural de la época. El primer director de la escuela fue San Panteno, ilustre ateniense formado en el estoicismo que colocó a la escuela en un lugar prestigioso y atrajo numerosos discípulos. Le sucedió en la dirección de la misma, Clemente de Alejandría.
Clemente de Alejandría (150-215)
Consideraba que la filosofía griega había tenido una función pedagógica: conducir a los hombres de la "gnosis racional" (conocimiento racional) a la "gnosis de la revelación cristiana". Equipara, en cierto sentido, la ley hebrea y la razón griega, pues ambas habrían servido a diferentes pueblos de preparación para recibir la fe cristiana. En la organización de la escuela de Alejandría, establece cinco grados de aprendizaje: a. El de los párvulos, enseñándoles a leer, escribir y contar.b. El de la enseñanza de las siete disciplinas: gramática, retórica, dialéctica, aritmética, geometría, astronomía y música.c. El de la filosofía y las ciencias físico-naturales.d. El de la fe mediante lo revelado en la Sagrada Escritura debidamente comentado e interpretado para descubrir su sentido y su misterio.e. El de la gnosis que suponiendo todo lo anterior culmina en un conocimiento intuitivo y afectivo de los misterios divinos en el que se conjuga la ciencia, la fe y el amor.
Orígenes (185-253)
Sucedió a Clemente en la dirección de la escuela. Revestido de un gran celo religioso y poseedor de una notable erudición, elabora un sugestivo sistema filosófico-religioso con motivaciones similares a las de su contemporáneo Plotino donde las intuiciones cristianas están muy ligadas al neoplatonismo. Orígenes se pregunta cómo conciliar el acto creador del mundo con la inmutabilidad de la esencia divina. Propone un mundo querido y creado por Dios desde la eternidad, es decir, el mundo coeterno con Dios. Pero de Dios, no puede salir sino obras perfectas, espíritus puros. Estos espíritus están dotados de libertad por la cual pueden permanecer en el bien del que participan o separarse de él. El mal es amor de un bien menor, degradación de su ser. El mal actual se irá extirpando y purificando hasta que todo esté maduro para que vuelva a Dios y reine Todo en todos: apocatástasis o restitución
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ECOLASTICA




La denominación "escolástica" procede del latín scholasticus, el que enseña o estudia en la escuela. El término que, desde el Renacimiento, se aplica al pensamiento filosófico que se desarrolló a lo largo de la Edad Media en todo el ámbito conocido de la cristiandad, pero no ha de circunscribirse históricamente al occidente cristiano, puesto que, además de la cristiana, existen también, con iguales derechos, una Escolástica árabe y una Escolástica judía, que se comunican entre sí; en realidad, el trasvase de conocimientos e influencias se da más bien de las dos últimas a la primera (de las Escolásticas árabe y judía se trata en las entradas filosofía árabe y filosofía judía). Por otra parte, aunque la Escolástica aquí considerada se refiera únicamente a la desarrollada, en el período mencionado, en el occidente cristiano, ha de tenerse en cuenta que, durante el mismo período de tiempo, se desarrolla en oriente la denominada filosofía bizantina.

En sentido estricto -y limitando la cuestión al occidente cristiano- se llama «Escolástica» a la filosofía y la teología que se enseñó durante el período de la Edad Media, a la denominada filosofía medieval; propiamente, la «ciencia que se enseñaba en la escuela»: primero las artes liberales y luego la filosofía y la teología. El nombre proviene del término latino schola, escuela, y de aquí scholasticus, aplicado en un principio a los que frecuentaban determinado tipo de escuela, como maestros o como alumnos, y luego a los que se caracterizaban definidamente por utilizar en sus enseñanzas e investigaciones el método con que se desarrollaba la filosofía medieval.

Toda la filosofía Escolástica se caracteriza por un doble, y problemático, recurso a la autoridad, representada por los textos sagrados de la Biblia y la tradición de los Padres de la Iglesia (a la fe, en definitiva), y a la razón, que de manera creciente se aplica a la interpretación de la autoridad y hasta al libre juego de la reflexión propia. A lo largo de toda la filosofía medieval se mantuvo el lema, enunciado por Agustín de Hipona y Anselmo de Canterbury de «la fe que busca comprender», en sus diversas versiones de intellectus quaerens fidem o de fides quaerens intellectum. Se suceden, por tanto, períodos en que domina la auctoritas y períodos en que la ratio, apoyada en la dialéctica, o lógica medieval, y sobre todo con las sucesivas entradas de la obra de Aristóteles en occidente,florece en un cierto racionalismo que, con frecuencia, resulta sospechoso a la teología.

La temática de que se ocupa la Escolástica se puede precisar materialmente recordando los contenidos de las colecciones de sentencias o manuales, cuya lectura y comentario debían emprender aquellos que querían ser lectores o licenciados (de «licencia» para enseñar) en teología. La temática general, sin embargo, quedaba determinada por los encuentros problemáticos entre fe y razón a que aquella temática en concreto obligaba. Los estudios eran, claro está, de índole teológica, pero no únicamente, y la mayoría de cuestiones manifiestamente religiosas encerraban en su explicación y exposición cuestiones epistemológicas, lógicas, antropológicas, cosmológicas, éticas o psicológicas. Si el hombre es, para el escolástico, imagen de Dios, nada impide que, al abordar problemas teológicos sobre la Trinidad, por ejemplo, se trataran también cuestiones psicológicas del espíritu humano.La Escolástica se caracteriza preferentemente por su método; justamente del respeto y cultivo excesivo del método nace el sentido despectivo del término de «escolástico» con que se conoce la preferencia por las cuestiones formales respecto de las de contenido. A este sentido desviado de «formalismo» hay que añadir el no menos peyorativo de estudios oscurantistas propios de un período bárbaro de la historia, en lo tocante a la ciencia y a la razón, que los ilustrados cargan con exceso sobre la filosofía medieval cristiana.El método escolástico, que se elabora con el objetivo primario de ser un instrumento didáctico, alcanza su pleno desarrollo formal con la llegada de las universidades medievales, entre los siglos XII y XIII.

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